Paola Salazar
- Jhoselin Peña

- 2 nov
- 2 Min. de lectura
Una década sirviendo sabor y tradición con sus "Tripas Mishqui"
Las brasas, los aliños hechos en casa y el ir y venir de clientes ya forman parte de la rutina diaria de Paola Salazar, una emprendedora guarandeña que encontró en las tradicionales “Tripas Mishqui” su mejor herramienta de trabajo y sustento familiar.
Su historia inicia muy temprano. A los 16 años, Paola ya asumía distintos oficios para sostener el hogar que formó a temprana edad. Mientras muchos todavía definen su camino, ella ya trabajaba para aportar a su familia, sin perder de vista la responsabilidad que había asumido y que la impulsó a buscar nuevas oportunidades.

El punto de partida de su actual negocio llegó hace alrededor de 10 años, cuando retomó una tradición familiar transmitida por su suegra, la preparación de las populares tripitas. Lo que empezó como una receta aprendida, hoy es el corazón de su emprendimiento.
Con el tiempo, Paola consolidó su puesto frente a la Plaza del Carnaval, junto a la vía principal, en la parada de taxis de la Cooperativa Virgen de Guadalupe. Allí prepara y sirve tripas adobadas con aliños de elaboración propia, acompañadas de papa cocinada, mote, ensalada y mayonesa. Un plato sencillo pero lleno de carácter, ideal para quienes buscan un buen bocado, sin complicaciones.
El sitio se ha convertido en un punto de encuentro cotidiano. Vecinos, trabajadores, jóvenes y familias pasan por allí en busca de sabor y, por qué no, de conversación. Para Paola, este espacio también ha significado construir amistades y una clientela fiel que vuelve una y otra vez.

De lunes a viernes, desde las 14:00 hasta las 19:00, Paola está al frente de su puesto, cuidando cada detalle de la preparación. Su constancia ha mantenido vivo este alimento popular que, además de ser apreciado por su sabor, es reconocido por aportar beneficios a la flora intestinal.
Diez años después de encender su primera brasa, Paola Salazar continúa ofreciendo un plato que es parte de la identidad local, preparado con dedicación, calma y experiencia. Una muestra más de cómo los sabores cotidianos sostienen historias de esfuerzo que forman parte del día a día en Guaranda.





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