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Ezequiel Mora Alarcón

La trilla, el oficio y la vida en el campo


Trabajar la tierra, sembrar, cuidar y cosechar es un conocimiento que solo se aprende en el campo. Para quienes viven de él, cada jornada deja manos sucias por la tierra, pero limpias por el esfuerzo honesto. Para Ezequiel Mora Alarcón, conocido como “Don Morita”, esta ha sido la constante de su vida.


Oriundo del recinto Susanga, en la parroquia La Asunción, Ezequiel ha dedicado más de 70 años al oficio de la trilla. En sus comienzos, el trabajo era más pesado, las espigas de trigo y cebada se colocaban en el suelo y con la fuerza de las pisadas de los mulares se obtenía el grano. Con el paso del tiempo, la tecnología facilitó la labor, hoy las gavillas de cereal se trillan con su propia trilladora a motor, un equipo que ha cuidado y mantenido junto a dos de sus once hijos.


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A sus 84 años, Don Ezequiel sigue activo en el campo. Su alegría y sentido del humor son su marca registrada, pero también su pasión por la trilla lo mantiene cerca de cada cosecha. “Esto es mi entretenimiento y mi forma de ganarme la vida”, dice entre risas, recordando que su labor ayuda a los vecinos a asegurar buenas cosechas.


Durante las épocas de cosecha, Mesías y Diógenes, sus hijos, desempolvan la trilladora y continúan brindando el servicio a pequeños y grandes agricultores de la provincia de Bolívar.


Cada recorrido por la provincia, cada gavilla trillada, es un momento para la anécdota. Los agricultores se dan la mano, coordinan el trabajo y celebran que la cosecha llegue completa. Para Don Ezequiel, estos instantes representan mucho más que una labor, son la esencia del campo, de su historia y de un oficio que espera dejar a las próximas generaciones.


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Hace poco, Don Ezequiel perdió a su compañera de vida, Alcira. El dolor no ha disminuido su fuerza, sin embargo, el campo se ha convertido en su refugio y la trilla en su compañía. Con el calor de sus hijos y de quienes lo rodean, continúa la labor que ha marcado su vida, demostrando que los años no pesan cuando se tiene gratitud, alegría y pasión por lo que se hace.


Ezequiel Mora Alarcón es un ícono de este oficio y es quien además mantiene viva una tradición, inspirando a quienes lo conocen y demostrando que la labor, la perseverancia y el amor por el oficio pueden ser la armadura más fuerte frente a la vida.


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1 comentario

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Mayra mora
10 sept
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Agradecimiento inmenso para ustedes por reflejar el trabajo del campo y sobre todo el poder de la sonrisa

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