

Grave denuncia de violación en Cayambe

16 abr 2025
En los últimos días, una denuncia proveniente del cantón Cayambe, en la provincia de Pichincha, ha tocado las fibras más sensibles de la sociedad ecuatoriana. Se trata de un presunto caso de abuso a dos adolescentes, estudiantes de un colegio de la localidad, en el que estarían involucrados cinco hombres, entre ellos, cuatro docentes.
Lo que empezó como una tarde normal para las jóvenes, terminó convirtiéndose en una experiencia profundamente dolorosa. Según los primeros reportes, las adolescentes fueron llevadas a un lugar alejado, donde perdieron el contacto con sus familias por varias horas. Fue en medio de la angustia que una de ellas, en un acto de valentía, logró enviar un mensaje de auxilio desde su celular a una compañera de prácticas de enfermería. Ese gesto fue clave para que sus familiares y amigos comenzaran a buscarlas desesperadamente.
Durante este tiempo, las jóvenes vivieron momentos de mucha confusión y miedo. Las circunstancias aún están siendo investigadas, pero se conoce que los responsables las trasladaron a otro sitio, donde permanecieron hasta que fueron dejadas cerca del lugar donde realizan sus prácticas.
La historia salió a la luz a través de una publicación de la activista Sybel Martínez, quien dio a conocer el caso en sus redes sociales. A partir de ahí, la noticia ha generado una fuerte reacción pública y ha encendido el debate sobre la seguridad de los adolescentes, tanto dentro como fuera de las instituciones educativas.
La ministra de Educación, Alegría Crespo, expresó su rechazo y dolor ante lo ocurrido. A través de su cuenta oficial, señaló que se han activado los protocolos de protección, priorizando la atención inmediata y el acompañamiento a las víctimas.
“Nos duele, nos conmueve y nos indigna. Cada caso de violencia que involucra a nuestras niñas, niños y adolescentes hiere profundamente a toda la comunidad educativa”, escribió.
Hoy, Cayambe no solo llora por lo ocurrido. También exige verdad, justicia y cambios reales. Porque detrás de cada noticia hay historias, hay familias, hay sueños que merecen ser protegidos. Y porque ninguna niña o adolescente debería tener miedo de confiar, de estudiar o de caminar libremente por su ciudad.
