El oficio de herrero, es una de las labores que se ha mantenido por varios siglos como prestigioso y necesario para todos aquellos quienes buscan una herramienta bien hecha y segura.
Galo Vallejo, oriundo del cantón Chillanes en la provincia Bolívar, es uno de los pocos herreros que persisten en el tiempo, pese a las facilidades que la época ha ido brindando a la sociedad en cuanto a adquirir herramientas se refiere.
‘Esta es una tarea que, a más de forjar el hierro, forja el cuerpo y la mente’ aseguró Galo, quien desde muy niño le atrajo esta dura vocación, ya que el amor al trabajo y la permanencia a través del tiempo han sido clave fundamental para que ‘La Fragua de Vulcano’ como se denomina la herrería, siga existiendo.
El proceso no resulta desconocido para quienes han tenido la oportunidad de hacer o adquirir algún objeto desde las herrerías, pero al mismo tiempo se vuelve una gran maravilla aprender de dicha labor, aún más, siendo las nuevas generaciones quienes no lograron observar como se forja el hierro, desde estos humildes lugares.
El fuelle, instrumento que sirve para bombear aire, la fragua donde se caldean los materiales, el yunque que sirve como soporte para moldear las piezas y varias herramientas que forman parte del trabajo de un herrero, persisten en ‘La Fragua de Vulcano’.
Machetillos, cortaplumas, navajas, cinceles, dagas, y mucho más al gusto del cliente, Galo lo hace realidad en pocos minutos.
Un arte que para el cantón Chillanes representa una tradición invaluable, y que, para este orgulloso maestro significa el recuerdo permanente de sus mentores, su Padre Luis y su Tío Adalberto, quienes, con empeño, le dieron la más grande herencia, el compromiso y la distinción de ser herrero.
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