Cristóbal Baudilio Rea Ula, es un humilde costurero, quien a sus 18 años tuvo la suerte de encontrarse con un maestro sastre reconocido de la época, quien le enseñaría los secretos de la costura y le brindó la oportunidad de convertirse en un experto en el campo.
Cristóbal, oriundo del sector Llacan, no dejó que la distancia fuera un obstáculo para alcanzar sus sueños.
Cada día, caminaba largos tramos desde su hogar hasta la parroquia San Lorenzo, donde vivía su mentor, para aprender el oficio del costurero. Su pasión y perseverancia fueron las llaves que abrieron las puertas de su éxito.
Después de adquirir habilidades y conocimientos en Guayaquil, Cristóbal tomó la decisión de regresar a su amada tierra. Hoy en día, es el orgulloso propietario de su propio taller de confección, ubicado en la ciudad de Guaranda en la calle Caracas y Arregui, a pocos pasos del complejo turístico La Rueda.
Aunque Cristóbal se ha perfeccionado en la elaboración de pantalones, su habilidad va mucho más allá. Se ocupa de arreglar todo tipo de ropa, desde chaquetas y blusas, hasta jeans y camisas. Su gran conocimiento le ha permitido dar solución a todo tipo de requerimiento que el cliente tenga como: prendas dañadas, piezas descosturadas o definiciones necesarias.
Con más de 40 años de experiencia en el oficio, Cristóbal ha cosechado no solo éxitos económicos, sino también el respeto y admiración de aquellos que han tenido el privilegio de cruzarse en su camino. Su trabajo minucioso y su dedicación incansable son ejemplos de lo que se puede lograr cuando se persigue una pasión con amor y determinación.
El maestro sastre dijo que la constancia es la clave, pues son más de 4 décadas que ha mantenido su profesión sobre todas sus demás ocupaciones y que este oficio le ha salvado de algunos apuros que ha tenido así lo indicó, “Me levanto muy tempranito, abro mi local y los clientes empiezan a llegar, Dios me ayudó mucho y lo sigue haciendo, me siento muy agradecido por ello”.
La historia de Cristóbal, el costurero de corazón noble, nos recuerda que los sueños se pueden hacer realidad a través de la pasión y el esfuerzo. Su carisma al momento de atender a sus clientes le ha permitido mantenerse en el mercado y ser reconocido y preferido en la ciudad.
Porque en Bolívar, nuestra gente es emprendedora
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